jueves, 27 de noviembre de 2008

Testimonios dramáticos

Las cosas malas también traen cosas buenas, me recordó un compañero en la Universidad después de el desastre, y así es, la luz de la esperanza no solo ilumina desde una instancia oficial, si no que surge de corazones bondadosos, de personas comunes y sencillas como:

Pedro Orihuela, que con su mano caritativa, extendió su apoyo a quienes lo necesitaron, algo que mucho llamamos solidaridad en los momentos mas difíciles.

Pasamos noches horribles, estuvimos buscando que darles de comer a los niños, dormimos en las calles tendiendo frazadas y ahí los bebes cubriéndose del frió de Pisco.

Hay mucho por hacer en esta parte del Perú, Pisco, Chincha y otros pueblos de Ica al sur de lima tendrán que renacer de sus escombros.

Pedro Orihuela, mi casa se ha destruido y los cables se salieron, para mi Pisco no es vida, ya no volverá a ser como antes y lo que no se ha caído esta por caerse.

Un reto no solo para las personas que lo perdieron todo y nos entregaron sus testimonios, sino para quienes aún en la distancia podríamos hacer algo por ellos, por los damnificados de el terremoto asesino.







Gonzalo Ruales Ramos.

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