Las cosas malas también traen cosas buenas, me recordó un compañero en la Universidad después de el desastre, y así es, la luz de la esperanza no solo ilumina desde una instancia oficial, si no que surge de corazones bondadosos, de personas comunes y sencillas como:
Pedro Orihuela, que con su mano caritativa, extendió su apoyo a quienes lo necesitaron, algo que mucho llamamos solidaridad en los momentos mas difíciles.
Pasamos noches horribles, estuvimos buscando que darles de comer a los niños, dormimos en las calles tendiendo frazadas y ahí los bebes cubriéndose del frió de Pisco.
Hay mucho por hacer en esta parte del Perú, Pisco, Chincha y otros pueblos de Ica al sur de lima tendrán que renacer de sus escombros.
Pedro Orihuela, mi casa se ha destruido y los cables se salieron, para mi Pisco no es vida, ya no volverá a ser como antes y lo que no se ha caído esta por caerse.
Un reto no solo para las personas que lo perdieron todo y nos entregaron sus testimonios, sino para quienes aún en la distancia podríamos hacer algo por ellos, por los damnificados de el terremoto asesino.
Pedro Orihuela, que con su mano caritativa, extendió su apoyo a quienes lo necesitaron, algo que mucho llamamos solidaridad en los momentos mas difíciles.
Pasamos noches horribles, estuvimos buscando que darles de comer a los niños, dormimos en las calles tendiendo frazadas y ahí los bebes cubriéndose del frió de Pisco.
Hay mucho por hacer en esta parte del Perú, Pisco, Chincha y otros pueblos de Ica al sur de lima tendrán que renacer de sus escombros.
Pedro Orihuela, mi casa se ha destruido y los cables se salieron, para mi Pisco no es vida, ya no volverá a ser como antes y lo que no se ha caído esta por caerse.
Un reto no solo para las personas que lo perdieron todo y nos entregaron sus testimonios, sino para quienes aún en la distancia podríamos hacer algo por ellos, por los damnificados de el terremoto asesino.
Gonzalo Ruales Ramos.